Curso de Historia de la música

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¡Sé el rey del baile con la historia de la música de la corte del siglo XVIII!

¡Prepárense para vibrar con las nuevas formas musicales del siglo XVIII!

Hoy vamos a hablar del emocionante siglo XVIII en la historia de la música. Este fue un período muy interesante, lleno de nuevas formas musicales y un montón de influencias internacionales.

Una de las cosas más destacadas de este período fue la ópera italiana y el famoso bel canto. Esto significó que otros países, como Alemania, Inglaterra, España y Francia, también empezaron a adoptar estas fórmulas y a añadir su propio estilo a la mezcla. Esto dio lugar a nuevas formas musicales como la sinfonía, la ópera cómica y la ópera bufa.

Además, este siglo vio el surgimiento de dos genios musicales: ¡J.S. Bach y Mozart! Y aunque Italia todavía era muy influyente en Europa en ese momento, la Alemania del Norte y del Sur se hizo un nombre en el mundo de la música gracias a las contribuciones constantes de Milán y Viena.

¡Así que abróchense los cinturones y prepárense para un viaje emocionante por la música del siglo XVIII!

¡Sumérgete en la belleza y complejidad de la música de Bach!

Las grandes ciudades de la música en Europa eran Nápoles, Milán, Viena, Hamburgo, París y Londres. Y las grandes corrientes musicales seguían rutas emocionantes como Nápoles-Roma-Milán, Milán-Viena, Viena-Leipzing, Viena-Mannheim, Viena-Hamburgo, Mannheim-París, Hamburgo-Londres y Milán-París.

Johann Sebastian Bach
Johann Sebastian Bach

vamos a hablar sobre uno de los genios de la música clásica: ¡Johann Sebastian Bach! Nacido en Eisenach en 1685, Bach proviene de una familia de músicos. Su tío Johann Christoph Bach dejó algunas piezas musicales increíbles, mientras que su padre fue un violinista y músico de la corte. Después de perder a sus padres, Bach fue educado por su hermano mayor y se convirtió en discípulo de Pachelbel.

Después de un viaje a Hamburgo, donde escuchó al organista Reinken, Bach se mudó a Arnstadt y luego a Mühlhausen y finalmente a la corte de Sajonia-Weimar, donde compuso algunas de sus obras más famosas, como los Conciertos brandeburgueses y el primer libro del Clave bien temperado.

Bach también fue conocido por ser el príncipe del órgano y del clavecino. Dejó una serie de Preludios y fugas increíblemente polifónicos, Toccate, Sonatas en trío, un Pasacalle y Tema fugado, y varios cuadernos de Corales. Además, sus Partitas, Suites y los 48 Preludios y fugas del Clave bien temperado fueron escritos para instrumentos de teclado o de cuerda y son obras maestras de claridad y equilibrio.

Pero eso no es todo, Bach también fue un virtuoso del violín y escribió sonatas para violín y clavecino, así como para violín y bajo continuo, tres partite y tres sonatas para violín solo. Además, escribió conciertos para dos, tres o cuatro clavecinos, los Conciertos brandeburgueses, las Suites para orquesta y la Ofrenda musical, entre otras obras increíbles.

Bach escribió para conciertos espirituales de los príncipes y para la Iglesia, y cada una de sus doscientas Cantatas se adaptó a una fiesta del año. Además, también escribió las Pasiones según San Mateo y según San Juan, la Misa en si menor, el Magnificat, el Actus tragicus, el Oratorio de Navidad y los motetes a cappella.

En resumen, la obra de Bach es múltiple y representa una de las más altas cumbres del arte. Este genio de la música clásica ha dejado un legado impresionante y ha sido un verdadero maestro en la música instrumental y vocal del siglo XVIII. ¡Así que, chicos, sigamos explorando y disfrutando la música de Bach!

Haendel: El genio detrás de los grandes oratorios

Georg Friedrich Händel

Ya que estamos, vamos con otro de los grandes maestros de la música: Georg Friedrich Haendel. Si bien Johann Sebastian Bach se inspiró en una gran cantidad de compositores, los orígenes musicales de Haendel se encuentran en los trabajos de los organistas alemanes Buxtehude y Kuhnau, así como en los trabajos de Scarlatti, Lully, Delalande y Purcell. Nacido en Halle en 1685 y fallecido en Londres en 1759, Haendel comenzó a explorar la ópera italiana durante un viaje a Berlín en 1696. Más tarde, después de componer sus primeras óperas en Italia, obtuvo un gran éxito en Londres con su ópera Rinaldo en 1711 y con su Te Deum después de la paz de Utrecht en 1713.

Haendel se estableció en Londres y fundó la Academia Real de Música en 1719. A partir de allí, compuso una serie ininterrumpida de óperas, incluyendo Radamisto, Tolomeo y Flavio, que le ganaron el aplauso de toda una compañía de cantantes italianos. Sin embargo, su rival Bononcini lo superó en popularidad y Haendel tuvo que cerrar su academia en 1728. Luego creó una nueva academia y continuó produciendo óperas como Lotario, Poro, Sosarme y Orlando.

Después de enfrentar varias dificultades, incluyendo la competencia de Porpora y Hasse, así como un ataque de apoplejía en 1736, Haendel abandonó la ópera para concentrarse en la composición de oratorios. Escribió una serie de epopeyas religiosas con las que alcanzó una gran reputación, incluyendo Esther, Deborah, Alexander’s Feast, Saul, Israel in Egypt, Messiah, Hercules, Belshazzar, Samson, Judas Maccabaeus, Joseph, Joshua, Solomon y Jephtha. Haendel se dedicó a la ejecución de sus obras y también compuso varias sonatas para violín o flauta, así como conciertos para órgano y orquesta, que son obras maestras de su género.

Haendel era un maestro del oratorio y un artista internacional verdadero sucesor de Purcell, Carissimi y Delalande. Sus composiciones están diseñadas para impresionar a las masas y para lograr el equilibrio en sus obras. A pesar de su gran riqueza musical, su escritura era clara y no le gustaban las fórmulas difíciles. Su estilo está construido con claridad y se caracteriza por la gran melodía flexible que aprendió de los italianos. Haendel fue un genio poderoso y un impetuoso cuyo aliento anunciaba ya el romanticismo. Pintaba sentimientos a base de noble emoción y nos dejó el monumento polifónico de Israel en Egipto.

Otros compositores de la época

Ahora seguimos con algunos músicos geniales que siguieron los pasos de Bach y Haendel. Después de A. Scarlatti, quien escribió un montón de cantatas y motetes para una sola voz, Italia tuvo varios compositores de música religiosa increíbles en el siglo XVIII. Por ejemplo, Leonardo Leo, quien hizo un Miserere clásico, y Nicola Porpora, quien también fue muy talentoso.

En Venecia, Antonio Lotti fue el maestro de capilla de San Marcos y su música religiosa, que fue influenciada por la ópera, es simplemente impresionante. También debemos mencionar a B. Marcello, quien hizo una paráfrasis italiana de 50 salmos, además de conciertos y sonatas.

Mientras tanto, en Hamburgo, Johann Mattheson, un teórico de la música muy sabio y un compositor talentoso, hizo ejecutar sus cantatas con éxito en la catedral. Y G. P. Telemann, el maestro de capilla de la corte de Eisenach y director de música de la ciudad de Hamburgo, escribió muchas cantatas, Pasiones y Oratorios que lo hicieron aún más famoso que su amigo J. S. Bach.

En Viena, conocimos a dos músicos muy famosos: J. J. Fux, quien escribió un libro sobre contrapunto vocal y 54 misas, y A. Caldara, quien fue alumno de Fux. Caldara combinó la escritura polifónica más elegante con el patetismo en sus 32 oratorios, 87 óperas, cantatas, arias, misas y cánones vocales. ¡Estos músicos son increíbles y su música es simplemente fabulosa!

Rameau y Gluck: la dupla dinámica de la música dramática

Nos adentramos en la música dramática, que fue revolucionada por dos grandes compositores: Rameau y Gluck. En la primera mitad del siglo, la ópera italiana seguía siendo la reina con sus extravagantes puestas en escena y sus historias de cuento de hadas. Pero Rameau, que admiraba a Lully pero quería renovar la ópera francesa, buscó una reforma en su música que fue continuada por el innovador Gluck.

Gluck, cansado de la influencia italiana, creó un nuevo arte combinando la ópera de Scarlatti y la ópera francesa. Además, durante este tiempo, también surgió la ópera bufa en Italia y la ópera cómica en Francia. Pero la música dramática no terminó con Gluck. Muchos otros compositores, como Gossec y Spontini, continuaron reformando la ópera italiana.

Así que ya lo sabes, la música dramática no se trata solo de ópera italiana, ¡hay mucho más que eso! Y Rameau y Gluck son dos compositores que cambiaron el juego de la música dramática.

Descubre el genio musical detrás de la armonía clásica: la vida y obra de Jean-Philippe Rameau.

Hoy hablaremos de un hombre que hizo historia en el mundo de la música, el gran Jean-Philippe Rameau. Nació en Dijon en 1683 y murió en París en 1764. Después de un breve viaje a Italia en 1701, se hizo cargo de los órganos de Notre-Dame-des-Doms en Avignon y luego de los de Clermont en 1702-1706. Más tarde, publicó sus primeras piezas para clavecino en París y, después de una breve estancia en Lyon alrededor de 1720, regresó a Clermont. ¡Pero no se detuvo allí! Continuó como organista y clavecinista en París después de publicar su famoso «Traité de l’harmonie».

En 1730, Rameau fue tomado bajo la protección del arrendatario general La Polinière y se dedicó a la música dramática. Su primer éxito fue «Hippolyte et Aricie» en 1733. Después de ese éxito, vinieron muchas obras más como «Castor et Pollux» (1737), «Dardanus» (1739), ballets como «Les Indes galantes» (1735) y «Les fêtes d’ Hébé» (1739), comedias líricas como «Platée» (1745), pastorales como «Zais» (1748), y piezas en un acto como «Pygmalion» (1748) y «Zéphyre» (1757).

En 1745, se convirtió en músico titular de la corte y compositor del Gabinete del rey. Rameau continuó con su obra teórica, publicando obras como «Méthode d’accompagnement» (1730), «Traité de la musique barmonique et poétique» (1737) y «Demonstration du principe de l’harmonie» (1750). ¡Este hombre era un intelectual y matemático de la música que sentó las bases de la armonía clásica!

Rameau dedicó toda su vida a sostener polémicas, primero contra los que querían oponerlo a los lullystas, después contra los enciclopedistas partidarios de los «Bouffons», de la melodía italiana y de la búsqueda de una expresión más ligera y más natural de la música. ¡Este hombre no tenía miedo de una buena discusión!

Por su arte de la modulación expresiva, su cuidado de pintar lo natural, su sentido del colorido instrumental y su lugar que asigna a la música en el drama, el divertissement y el ballet, por el patetismo que logra a menudo, y por el brillo de su escritura coral, su relieve y su variedad (grandes coros silábicos o polifónicos), Rameau se presenta como el músico de teatro más vigoroso que haya producido Francia. Poseyó el genio de la danza y fue uno de los maestros de la música instrumental. ¡Este hombre hizo historia y merece nuestro respeto y admiración!

Risas y diversión en la ópera: una historia de la ópera cómica y bufa en Europa

Le toca el turno a la ópera bufa y la ópera cómica en Italia y Francia. ¡Pero no nos remontaremos a la Edad Media, aburrido! Empecemos con la ópera cómica, que surgió en Francia a partir de las representaciones bufonescas del siglo XVII en la feria de Saint-Laurent. ¿Y saben qué? El público intervenía en la acción con el mismo derecho que los actores, ¡como si fueran parte de la obra!

Músicos como J. C. Gilliers y J. J. Mouret aportaron su talento y gracia a estos espectáculos. Y mientras tanto, en Londres, para desafiar a la ópera inglesa, J. Ch. Pepusch montó «La ópera del mendigo». ¡Pero en Nápoles, comenzaron a cortar la ópera con intermedios alegres! Una de ellas fue «La sirvienta patrona» de Pergolesi, que conquistó a las multitudes en 1733 con su acción viva y alerta, aires fáciles, diálogos hablados, parodias y música colorida.

En Francia, donde dos salas parisinas sentían celos mutuamente, la Comédie Italienne y l’Opéra-Comique, ¡estalló una querella! Los partidarios de la ópera cómica, los bouffons, se enfrentaron a los defensores de la tradición lullysta, los antibouffons. Pero después de la «Lettre sur la musique française» de Rousseau, l’Opéra-Comique prevaleció definitivamente con compositores como Duni, Philidor y Monsigny, cuyas obras parecen superiores a las de sus contemporáneos por su frescura y espíritu.

Al final del siglo, en Alemania, la ópera bufa fue retomada por J. A. Hiller. ¡Y algunos aires populares dieron lugar al triunfo de «El diablo encadenado», «El barbero del pueblo», «la caza» y más! Pero no nos olvidemos del gran Modeste Grétry, nacido en Lieja y autor de obras como «Le Huron» y «Barbe Bleue». Su música es agradable, ligera y llena de vida, ¡como un artista sensible y hábil que debe considerarse como el maestro de la ópera cómica francesa!

Gluck y Piccinni: Dos gigantes de la música que cambiaron la ópera para siempre

Como de dos va la cosa, seguidmos con dos compositores de ópera: Christoph Gluck y Niccolò Piccinni. Gluck nació en Weidenwang en 1714 y murió en Viena en 1787. Antes de 1762, se enfocó en el estilo italiano, pero después de viajar por Europa, descubrió nuevas influencias como la música de Haendel y Rameau. Con su talento, escribió óperas que se presentaron en Londres y Viena, y más tarde se convirtió en el maestro de capilla de la emperatriz María Teresa. Gluck trabajó con libretistas como Favart y Calsabigi, con quien creó su obra maestra, Orphée et Eurydice, que inauguró el período de la reforma operística de Gluck.

En París, Gluck enfrentó a su rival italiano, Piccinni, en una competencia amistosa en la que ambos utilizaron el mismo libreto para su propia ópera. Gluck ganó en el primer round con su versión de Iphigénie en Tauride, pero Piccinni consolidó su posición en París con su trabajo en Adèle de Ponthieu, Didon y Le faux lord.

Gluck fue un gran innovador en el mundo de la ópera. Quería que sus óperas fueran sencillas y naturales, que reflejaran los sentimientos verdaderos de los personajes y que se enfocaran más en el recitativo. También eliminó parcialmente el aria da capo. Así que, amigos, la próxima vez que escuchen ópera de Gluck y Piccinni, recuerden que estos grandes compositores hicieron contribuciones importantes al mundo de la música.

¡Descubre los contemporáneos y sucesores de Gluck!

¡Hey, estudiantes de música! ¡Hablemos sobre algunos de los contemporáneos y sucesores de Gluck! En los países germánicos, la tragedia lírica de Gluck no tuvo mucho éxito en ese entonces. Pero eso no impidió que otros artistas talentosos surgieran en ese tiempo.

Johann Adolf Hasse (1699-1783) pasó su vida entre Dresde e Italia y se especializó en óperas del género napolitano. Fue alumno de A. Scarlatti y compuso muchas obras dramáticas, oratorios, música religiosa e instrumental. Su influencia se extendió por toda Europa central y Mozart fue uno de sus admiradores.

Después de Gluck, la ópera regenerada tuvo mucho éxito en Italia y Francia. Salieri (1750-1825) compuso alrededor de 40 óperas y presentó algunas de ellas en París con el nombre de Gluck. Paesiello (1740-1816) tuvo un gran éxito con obras como El Barbero de Sevilla y La hermosa molinera en la corte de Nápoles. Cimarosa (1749-1801) también fue un compositor famoso que creó su famosa obra Il matrimonio segreto en Viena.

También había otros artistas italianos y franceses que hicieron contribuciones importantes a la música. Cherubini y Spontini fueron dos italianos que fueron muy famosos en Francia. F. J. Gossec (1734-1829) no es muy conocido por su obra dramática, pero sí por sus himnos revolucionarios, sinfonías y oratorios. Méhul fue un discípulo de Gluck y su obra Joseph mostró su habilidad para la expresión dramática.

Lesueur (1760-1837) fue el maestro de capilla de la corte bajo el Imperio y autor de numerosos motetes y de la ópera Ossian ou les Bardes, y también fue el maestro que despertó a Berlioz para la música. Nicolo Isouard (1775-1818) fue un músico muy popular en su tiempo y tuvo un serio rival en la Opera-Comique en la persona del encantador y fresco F. A. Boieldieu (1775-1834).

Cherubini, nacido en Florencia (1760), se radicó en París en 1788 y allí murió en 1842. Compuso para la iglesia y para la Opera, y también fue director del Conservatorio desde 1821. Spontini (1774-1851) llegó a París en 1803 y se hizo famoso con La vestale y Fernand Cortez. Después de hacer representar su Olympie, fue a Alemania para dirigir el Teatro Real de Berlín. ¿Quién quiere escuchar algo de la música de estos grandes compositores?

La melodía como estrella: Haydn y Mozart revolucionan la música instrumental

¡Descubre cómo Haydn y Mozart revolucionaron la música instrumental con sus sinfonías!

Durante el siglo XVIII, la música instrumental se enfocó en la polifonía de Bach, pero con la llegada de Haydn y Mozart, la melodía se convirtió en la estrella del espectáculo. Estos dos maestros lograron equilibrar la polifonía y la monodia, inspirados por las escuelas de Milán, Viena y Mannheim.

La sonata y la sinfonía se convirtieron en los principales géneros, con una estructura que incluye un allegro con dos temas, un movimiento lento en forma de lied, un minueto y un final en dos ideas o rondó. Pero no se olvidaron las formas clásicas, como la sonata a dos y tres, la suite y el concerto grosso.

¡Alemania, Italia y Francia fueron las naciones que dieron a luz a esta maravillosa música!

Descubre cómo estos músicos alemanes revolucionaron la música clásica

Los compositores de la escuela de Mannheim, quienes contribuyeron a crear el nuevo estilo clásico tanto como los italianos, eran muy populares en las cortes principescas de Alemania. Estos compositores, como Johann Stamitz, F.X. Richter, Toeschi, Filtz y Cannabich, escribieron las primeras sinfonías clásicas para orquesta y las ejecutaron con increíbles matices.

Luego, el hijo de Bach, Karl Philipp Emmanuel, también conocido como «Bach de Hamburgo», estableció el esquema de la sonata para clavecino, para clavicordio o para su sucesor el piano, y también escribió poderosas sinfonías para orquesta. Otros compositores alemanes como Graunner, K. H. Graun y Doles también escribieron música clásica para halagar al público que sabía apreciar en su justo valor esta forma musical.

Además, hay que mencionar a los músicos vinculados con la escuela vienesa, como G. Matthias Mona y G. C. Wagenseil, quienes crearon sorprendentes sinfonías de modernismo y la forma del concerto para clavecino o piano.

También es importante mencionar a otros músicos que dejaron huella en la música alemana del siglo XVIII, como J. Mattheson y J.G. Walther, ambos autores de obras para clavecino y órgano. El amigo de Bach, G. P. Telemann, músico de inagotable fecundidad, vivió en Hamburgo y concilió los estilos francés, italiano y alemán con asombroso genio de la forma, el ritmo y la melodía.

Finalmente, tenemos a J. J. Quantz, flautista célebre y maestro de Federico II, quien dejó una serie de piezas para flauta de intensa poesía y una obra teórica sobre la música del siglo XVIII que gozó de autoridad. También contamos con el checo J. L. Dussek, artista internacional, quien se formó como pianista virtuoso y compositor tanto en Hamburgo como en París.

Músicos divertidos e interesantes que dieron forma a la música clásica y del teclado

¡Vamos a hablar de algunos músicos muy interesantes y divertidos que ayudaron a moldear la música clásica y del teclado como la conocemos hoy!

Comenzando con Giovanni Battista Sammartini, un maestro de Milán que contribuyó al desarrollo de formas instrumentales clásicas junto a Stamitz. También escribió cuartetos y sus sinfonías, conciertos y sonatas son a veces confundidas con las de su hermano Giuseppe, quien vivió en Londres.

Ahora hablemos de los que siguieron a Corelli, Vivaldi y Pergolesi. Estos músicos cultivaron el violín y escribieron sonatas, incluyendo a G. B. Somis, Geminiani, Locatelli, Veracini, Tartini, Nardini, Pugnani y Viotti. ¡Increíble!

Pero nadie en Italia, como resultado de sus viajes en Europa, ocupa un lugar tan importante en la historia de la música instrumental como Luigi Boccherini. Este verdadero sucesor de Sammartini y heredero espiritual de Stamitz escribió 91 cuartetos, más de 100 quintetos, música de iglesia, 20 sinfonías, todas con un lenguaje matizado, elegante, fuerte y a veces vivo.

Si bien el órgano parecía abandonado en el siglo XVIII, hay que señalar las obras de D. Zipoli, organista del Gesu en Roma en 1716. Sin embargo, el clavecino, junto con Azzolino B. della Ciaja, es atendido por un deslumbrante artista: Domenico Scarlatti, nacido y muerto en Nápoles.

Scarlatti escribió sobre todo para su instrumento, incluyendo sus 555 Essercizi o sonatas, que marcan una etapa en la evolución de la música de teclado y del lenguaje armónico. Su estilo está lleno de equilibrio, ligereza, espíritu y elegancia. Cada uno de sus Essercizi parece un trozo de virtuosismo y presenta una exuberancia y un sabor que los clasifican entre las obras maestras de la música escrita para instrumentos de teclado.

El padre Martini, compositor, erudito y profesor, fue maestro de J. Ch. Bach y Mozart. Aunque no fue tan popular como los otros músicos que hemos mencionado, sus sonatas para clavecino o para órgano son conocidas por sus melodías flexibles y contrapunto armónico.

Finalmente, tenemos a Muzio Clementi, que pasó parte de su vida en Inglaterra y la otra viajando por Europa. Como virtuoso del piano, dejó un célebre tratado didáctico, el Gradas al Parnassum, 106 sonatas que anuncian ya las de Beethoven, un concierto para piano y 20 sinfonías de las cuales sólo se han encontrado seis. ¡Qué impresionante!

La música en Francia durante el primer tercio del siglo XVIII

En esa época, los franceses tuvieron una obsesión repentina por la música italiana y las sonatas. En 1725, Anne Philidor fundó el Concert Spirituel, un lugar donde la gente acudía ansiosa por escuchar música semisinfónica y semidramática. Allí se podía disfrutar de las sinfonías de Stamitz, que rápidamente conquistaron a los compositores franceses, así como de las sonatas para violín de F. Francoeur y P. Guignon, y los conciertos de J. Aubert.

Pero, amigos, ¿quién es el rey del violín en Francia? ¡Jean-Marie Leclair, el maestro de ballet y virtuoso! Este hombre es el jefe de la escuela francesa de violín y contribuyó a establecer la forma de la sonata clásica en su país. Además, introdujo innovaciones técnicas y su facilidad para tocar en cuerdas dobles, su ciencia del contrapunto, su llama y su lirismo.

Después de Leclair, G. Guillemain escribió sonatas en cuarteto, mientras que Mondonville intentaba lograr más color y asociaba con feliz equilibrio el violín y el clavecino en sus Pièces de clavecin en sonates. Pierre Gaviniès hizo que se hablara de él por sus Vingt-Quatre Matinées, y Viotti recibió en París la consagración de su incomparable talento y de su indiscutible superioridad.

¿Qué hay del clavecino? Bueno, amigos, después de Couperin el Grande, la música para este instrumento comenzó a declinar lentamente en Francia. El clavecino solo era atendido por pequeños maestros que se dedicaban a divertir a sus contemporáneos sacando provecho de Italia y del autor de los Ordres. Solo un músico creador se impuso a estos artistas: Rameau. En sus colecciones para teclado o en sus piezas para varios instrumentos de cuerda, mostró la grandeza y la fantasía de su estilo, la claridad, el rigor y la perfección de su escritura, y su sentido de lo pintoresco.

Finalmente, amigos, después de Marchand y de Clérambault, la noble tradición del órgano comenzó a perderse en el siglo XVII. Ni J. F. d’Andrieu, ni Calvière ni L. C. d’Aquin, cuyas muy espirituales variaciones sobre canciones de Navidad le crearon reputación, lograron revivirla.

Uno de los grandes de la música clásica, Franz Joseph Haydn

Franz Joseph Haydn
Franz Joseph Haydn

Él fue un músico muy importante en la historia de la música y uno de los creadores del género sinfonía.

La música de Haydn fue una mezcla de estilos de ópera. Él tomó lo mejor de la ópera de Lully, Rameau y los napolitanos, y creó una música natural, noble y sencilla. Él no fue el creador de la sinfonía moderna, pero fue un renovador. Haydn aportó a la sinfonía un espíritu, estilo y lenguaje tan personales que lo consideramos, si no el creador, por lo menos el organizador de la sinfonía clásica.

Haydn nació en Rohrau en 1732 y creció rodeado de música popular. Aprendió a cantar en la escuela de la catedral de Viena, y más tarde se ganó la vida dando lecciones. Fue entonces cuando escribió su primer cuarteto de cuerda. Después de ser maestro de capilla de M. von Morzin, comenzó a trabajar como director de orquesta en la casa de los príncipes de Esterhazy en Eisenstadt en 1761. Allí permaneció cerca de treinta años escribiendo música.

Sus primeras sinfonías datan de 1759. En 1784, escribió seis que fueron ejecutadas en París. Después compuso las sinfonías destinadas a Londres, que él mismo dirigió en dos viajes. Cuando regresó a Viena, enseñó composición a Beethoven y escribió, además de catorce misas solemnes, trece ofertorios, dos oratorios, La Creación (1798) y Las estaciones (1801). Haydn fue un gran defensor de la música descriptiva, y le encantaba introducir la naturaleza en su música.

Haydn murió en Viena en 1809 y dejó una obra considerable con 77 cuartetos, gran número de divertimientos, conciertos para violín y para clavecino, tríos instrumentales, sonatas para violín y para piano, lieder, canciones y dúos. Las más profundas y nuevas fueron escritas para París y Londres. Algunas de ellas tienen títulos pintorescos como Sinfonía de la partida, La caza, La reina, La campana, La gallina y La sorpresa.

Haydn era un hombre sencillo y bueno, honesto y trabajador, y su música es todo frescura, amabilidad, ingenuidad y corrección. Si bien no conmueve, Haydn siempre agrada. Él fue un hombre del siglo XVIII, un vienés que supo asimilar las tradiciones italianas, alemanas y francesas tanto en las sinfonías como en la música de cámara.

El maravilloso Wolfgang Amadeus Mozart

Mozart
Mozart

¿Alguno de ustedes sabía que nació en Salzburgo y que su padre Leopold era un violinista y compositor al servicio del arzobispo? ¡Y qué genio era Mozart! A su corta edad, comenzó a presentarse ante el público en ciudades como Munich, Viena, Bruselas y París. ¡Increíble, verdad! Pero eso no fue todo, también editó sus primeras obras en París y en Londres fue todo un éxito con su habilidad para tocar el clavecino.

Después de tanto viajar, Mozart regresó a Salzburgo para escribir varias obras de iglesia y óperas como La Finta Semplice y Bastián y Bastiana. Luego, viajó a Italia, donde también tuvo gran éxito en ciudades como Milán, Roma y Nápoles. En 1773, volvió a Viena y compuso su primer concierto para orquesta y piano.

¿Y qué me dicen de su amorío con Aloysia Weber en Mannheim? ¡Todo un drama! Afortunadamente, en 1782 se casó con la hermana de Aloysia, Constanza Weber. En Viena, escribió El rapto en el serrallo y en 1785, dedicó algunos cuartetos a su amigo Haydn. ¿Sabían que Las bodas de Figaro no fue del agrado de los vieneses en un principio? ¡Qué locura! Pero no hay mal que por bien no venga, porque la ciudad de Praga acogió la obra con entusiasmo en 1786.

Aunque Mozart tuvo algunos obstáculos y fracasos en su carrera, eso no lo detuvo de seguir componiendo obras maestras como la Misa en do menor, las grandes sinfonías y los dúos para violín y alto. Pero desafortunadamente, él y su esposa Constanza pasaron por momentos difíciles y tuvieron que depender de sus amigos. A pesar de todo, Mozart nunca dejó de crear y compuso obras increíbles como Don Juan y tres sinfonías maravillosas. ¡Este hombre no conocía los límites!

La Revolución francesa tuvo un impacto positivo en el mundo de la música

¡Sí, lo has oído bien! A partir de entonces, la música se convirtió en un medio de expresión popular y de exaltación de los sentimientos patrióticos y del amor a la libertad.

La música se convirtió en una parte integral de las fiestas cívicas, jornadas y ceremonias, donde los conjuntos vocales e instrumentales podían traducir las nuevas aspiraciones del pueblo. El equilibrio, el buen sentido y la sobriedad del arte clásico fueron sustituidos por el énfasis, el efecto, la grandilocuencia, el simbolismo y la búsqueda de lo monumental.

Los compositores se sintieron atraídos por el movimiento y se preocuparon por llegar a un público cada vez mayor, utilizando agrupaciones más grandes y expresándose en obras donde se daba mucha más importancia a la traducción de los sentimientos personales, a la exaltación de las glorias y duelos comunes y a la descripción de la naturaleza.

¡Esto marcó el comienzo de una nueva era en la historia del gusto musical! Incluso podemos decir que la Revolución francesa tuvo una parte indirecta en la formación de Beethoven y Berlioz. ¡Así que, siéntete orgulloso de la música que amas porque es un reflejo de los cambios revolucionarios en la sociedad francesa!